En el siglo XIX y comienzos del XX, numerosos estilos artísticos florecieron en Pontevedra. sin uniformidad, de esta variedad y mezcla de estilos nace un proceso estético propio: el eclecticismo.
El despegue empresarial de la burguesía hace que en el ensanche se construyan nuevas viviendas con aspecto cosmopolita y lujoso, donde el ornamento recargado asume un gran protagonismo.
Alejandro Rodriguez Sesmero será en 1877 el impulsor del eclecticismo en Pontevedra y su principal obra es el nuevo Ayuntamiento,una mezcla de clasicismo en la construcción y una carga barroca en sus adornos. Los remates de las balaustradas con floreros, esquinas almohadilladas y columnas estriadas con capiteles jónicos floridos y guirnaldas y el doble pórtico con balconada en la fachada, son elementos barrocos con influencias de la Francia de Luis XV.
En el edificio se realiza un cambio sorprendente respecto a las antiguas construcciones anexas a las muralla, se coloca la fachada principal hacia el extrarradio y no hacia el interior de la muralla.
La nueva Pontevedra ecléctica en imitación al nuevo edificio volcará sus fachadas hacia la alameda, aquí se levantará la Diputación, el grupo escolar, La Escuela de Artes y Oficios, la nueva fachada del Cuartel de San Fernando y el palacete de D. Francisco Antonio Riestra, todos ellos utilizando distintos elementos decorativos encuadrados en el Lenguaje ecléctico.
La zona de la Alameda con estos edificios que la enmarcan ha sido considerada como la obra más sobresaliente del liberalismo pontevedrés.
También en esta zona se levanta la Casa de la Cultura, obra de la familia Fonseca imbuida de la imaginería decorativa masónica y con aspecto de templo clásico a modo de Acrópolis.
Otras obras encuadradas en este período ecléctico, ya en intramuros, son el Teatro y el Casino, aunque aquí la austera ornamentación exterior se limita a los órdenes clásicos.
La obra de Sesmero la podemos encuadrar en la primera etapa del eclecticismo (último tercio del siglo XIX)
El segundo período abarca la arquitectura del primer tercio del siglo XX. En esta etapa de cambio de siglo destaca,en la arquitectura residencial, la introducción de la galería acristalada.
Si en la arquitectura oficial la sillería tallada es el elemento fundamental en la arquitectura residencial destaca principalmente la presencia de miradores y galerías acristaladas. Comienza el afán por volcar al exterior el interior doméstico, la visión hacia la calle o plaza se convierte en un espectáculo para los vecinos, así se alterna la imagen pétrea y paciega con una más liviana y acristalada.
En un primer momento la galería surgió adosada a las paredes traseras de los edificios, de forma extensiva, cubriendo toda la fachada posterior. Se instalan en los interiores los primeros aseos higiénicos conectados por bajantes.
El edificio del Café Moderno de comienzos del sXX es un ejemplo de este estilo. Aquí se introduce el hierro fundido y moldeado en barandillas metálicas y en elementos decorativos como escaleras y columnas. Su situación en el Campo de San José, junto con la ermita, alineado con la carretera de Marín en los actuales Jardines de Vicenti.
Frente a la antigua ermita existía una antigua fábrica de armas, que no debe confundirse con la Maestranza que ya existía en el siglo XVIII.
Ante la capilla se extiende la plaza de San José y en ella se levanta el edificio del Café Moderno, construido por Manuel Martínez – Bautista Herrera. En este solar estuvo anteriormente el pazo de Montenegro, al que pertenece la actual construcción anexa al edificio, con fachada de cantería y remate almenado.
Viejas fotografías de finales del XIX muestran la fachada del pazo formada por una torre central de tres pisos y remate almenado, en la torre central se abría la principal del pazo en arco. Del pazo principal se segregó y derribó la torre central y el ala derecha de la construcción, sólo se mantiene en la actualidad el ala izquierda que hace esquina entre la plaza y la calle de la Oliva.
La configuración de la plaza triangular de San José surge del encuentro y cruce de caminos.
La obra del edificio del Café Moderno colindante al Pazo de los Montenegro, se termina en 1902. Tres materiales son los auténticos protagonistas del edificio, la cantería de granito, el hierro fundido y la ebanistería. Cada uno de ellos juega un papel específico en la construcción, adquiriendo calidades de diseño y ejecución difíciles de encontrar en su momento.
La puerta principal, la cristalera de paso a la escalera y la decoración interior son piezas de excelente ebanistería.
En la puerta cristalera que da paso a la escalera podemos ver vidrios decorados con motivos florales estilizados con las iniciales del propietario MB (Martínez Bautista), este mismo modelo lo podemos ver en la Rúa Sarmiento nº39, aquí también podemos ver los mismos miradores a en la fachada.
La fundición aparece en varios elementos del edificio, en los miradores y barandillas de la fachada, las columnas corintias de la planta baja, la balaustrada de la escalera central o en la escalera de acceso al jardín.